Decenas de víctimas en un atentado suicida contra las Guardias Revolucionarias de Irán
Teherán. Al menos 31 personas han muerto y casi 30 han resultado heridas en el ataque, según medios oficiales.- Siete de los fallecidos son oficiales militares de alto rango
Un ataque suicida contra la Guardia Revolucionaria de Irán ha matado a seis oficiales de alto rango de ese ejército y a otras 29 personas en el sureste del país, según han informado los medios oficiales. Casi una treintena más han resultado heridas. La televisión estatal ha dicho que el grupo rebelde suní Jundollah (literalmente, Soldados de Dios) se ha atribuido el atentado. No es la primera vez que esa organización golpea a los pasdarán, pero la relevancia del objetivo alcanzado y el número de víctimas supone un salto cualitativo en las operaciones de los insurgentes.
La cadena PressTV ha asegurado que el terrorista había detonó los explosivos que llevaba adheridos a su cuerpo cuando los pasdarán iban a reunirse con líderes tribales suníes y chiíes en la ciudad de Pishin, en la conflictiva provincia de Sistán-Baluchistán. Entre los oficiales de la Guardia Revolucionaria muertos ha citado al vice jefe de sus fuerzas de tierra, el general Nur Ali Shushtarí, y al jefe militar de la región, Rayab Ali Mohammadzadeh. También han fallecido tres responsables de la vecina provincia de Kerman, el de la ciudad de Iranshahr y el de la unidad Amir al Mamen, según la agencia Fars.
"El general Shushtarí junto a otros jefes militares se dirigía a la conferencia, pero a la entrada había algunos miembros de tribus haciendo cestos, se acercaron a ellos y entones fue cuando se produjo el ataque", ha declarado un testigo que PressTV identifica como Morteza Etasí. "El general Shushtarí resultó muerto junto a otros oficiales y miembros de tribus", ha añadido.
La Guardia Revolucionaria ha admitido enseguida la muerte de Shushtarí y ha acusado del ataque a "elementos extranjeros" vinculados a Estados Unidos y a Reino Unido, según un comunicado colgado de su página web (sepahnews.com) y las informaciones difundidas por la agencia Fars. En el mismo sentido se ha manifestado el presidente del Parlamento, Alí Lariyaní. "Esto es un signo de la animosidad de América hacia nuestro país", ha dicho.
Teherán siempre ha acusado a ese país de respaldar a Jundollah para desestabilizar la República Islámica, extremo que Washington siempre ha negado. Pero en este momento, las imputaciones sólo pueden elevar la tensión con Occidente. Mañana está prevista en Viena una cita clave para la solución de la crisis nuclear entre Irán y las seis grandes potencias. Aunque se trata de una reunión técnica para establecer los detalles de un posible enriquecimiento de uranio iraní fuera de la República Islámica, de su resultado depende que prosigan o no las conversaciones.
"El grupo terrorista de Rigi se ha responsabilizado del ataque", ha dicho PressTV en referencia a Abdolmalek Rigi, líder de Jundollah y uno de cuyos hermanos, Abdulhamid, está el corredor de la muerte en Irán. Esa organización, que el pasado mayo se atribuyó un atentado contra una mezquita chií que causó 25 muertos, dice que está luchando por los derechos de la minoría suní de Irán. Apenas un 8% de los iraníes siguen esa rama del islam, pero se da la circunstancia de que casi todos pertenecen a grupos étnicos minoritarios, como es el caso de los baluchis de Sistán-Baluchistán. Eso ha dado lugar a brotes insurgentes en varias zonas fronterizas que aunque ocasionalmente resultan mortales nunca han puesto en peligro la estabilidad del régimen.
Los portavoces iraníes también han vinculado a Jundollah con la red terrorista de Al Qaeda, cuya ideología es furibundamente suní. De hecho, los pasdarán han interpretado el atentado como un intento de fomentar la lucha sectaria en Sistán-Baluchistán.
Otros analistas lo relacionan más bien con los talibanes paquistaníes. De hecho, los baluchis viven a uno y otro lado de la frontera irano-paquistaní y existen lazos familiares. No obstante, la insurgencia de baja intensidad que el grupo lleva a cabo contra el Gobierno central, parece más ligada al tradicional abandono de la periferia y a la lucha por el control de los pingües beneficios del tráfico de drogas que el principal negocio de esa región. De hecho, la prensa iraní a menudo se hace eco de enfrentamientos de la fuerzas de seguridad no solo con los rebeldes suníes sino también con traficantes de droga.
El pasado abril, el Gobierno entregó a la Guardia Revolucionaria el control de Sistán-Baluchistán para reforzar la seguridad de esa provincia. Desde entonces, los pasdarán han remplazado a las fuerzas de policía. Este ejército paralelo, que cuenta con 120.000 soldados, está considerado uno de los pilares más sólidos del régimen islámico. Tal vez por ello se han convertido en el objetivo prioritario de los insurgentes tanto de Jundollah como del grupo kurdo PJAK.
Inicialmente, PressTV ha hablado de dos atentados casi simultáneos, aunque ningún otro medio oficial ha dado noticia del segundo. "Casi al mismo tiempo, otro grupo de jefes militares de la Guardia Revolucionaria resultaron atrapados en una explosión cuando su convoy fue atacado en un cruce de carreteras en Pishin, una zona situada entre las ciudades de Sarbaz y Chabahar", explica la cadena en su web (en inglés). ÁNGELES ESPINOSA
Fuente: EL PAIS