Las altas temperaturas que se sienten durante el verano disminuyen la profundidad y calidad del sueño y ocasionan “pequeñas microinterrupciones” mientras dormimos, lo que empeora la calidad del descanso nocturno.
Así lo aseguró Gonzalo Pin, responsable de la Unidad del Sueño de la Clínica Quirón de Valencia, quien señaló que durante la época estival “cambiamos el ciclo de sueño” debido al calor, que repercute de una manera más acentuada.
Pin explicó que para dormir necesitamos alcanzar una temperatura determinada, que es el inductor del sueño, pero en verano se retrasa ese descenso de la temperatura corporal debido al calor, y nuestra tendencia al sueño, también se demora.
“Está demostrado que para tener un buen sueño la temperatura idónea se sitúa entre los 18 y los 22 grados, y todo lo que sea inferior o superior hace que el sueño sea más superficial”, señaló el experto.
La calidad del sueño, según Gonzalo Pin, es el producto de multiplicar las horas de sueño por la profundidad del mismo, pero como el exceso de temperaturas disminuye esa profundidad y ocasiona pequeñas microinterrupciones “la calidad del sueño en verano es mucho peor que en invierno”, señaló el experto.
“Tenemos programadas genéticamente unas necesidades equis de horas de sueño al día, y si las sobrepasas se crea en el organismo un círculo vicioso. Lo mismo sucede cuando no se duerme bien”, señaló.
Según el especialista, también consumir alcohol interfiere, para poder lograr un sueño profundo. Aunque es un buen inductor del sueño provoca “microdespertares” cerca de una hora y media después.
“El consumo de café o alcohol, junto al calor, hace que el sueño sea fragmentado y que la calidad de dormir sea fatal”, aseguró.
Este cambio del ciclo del sueño durante los meses de verano, según Pin, también tiene sus consecuencias a la hora de volver al trabajo tras unas vacaciones, ya que junto al trauma psicológico de regresar a trabajar el horario del sueño es diferente.
En el caso de los adultos se tarda tres o cuatro días en normalizarse la situación, pero en el caso de los niños esta readaptación puede alargarse durante el un mes .
Consecuencias
Dormir mal, puede traer conse cuencias que complican la calidad de vida. Una persona que duerme mal el lunes, se encontrará mal el martes, así de sencillo.
Al dormir se realizan muchas funciones fisiológicas, no sólo desde el punto de vista cerebral, sino también respiratorio, cardiaco y muscular.
Dormir mal provoca deficiente circulación sanguínea, bajo rendimiento en el trabajo, mal humor, falta de concentración, e incluso, depresión, lo que puede derivar en accidentes.
08 septiembre, 2009
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